Vaya tute, no sé cuantas horas, no sé cuantos km, no sé cuantas calorías gastadas, sólo sé que este hombrecito me esperaba con las manos abiertas y sin quejas.
Ahora que me vuelve la sangre a la cabeza empiezo a recordar los km, los tiempos, las pulsaciones y las calorías gastadas (dónde se meten todas esas calorías en el cuerpo?... y como narices salen? si nunca las he visto)...
Pensándolo mejor prefiero no recordar...
Por la tarde a caído una siestecilla, uff!, y el hombrecillo me ha dejado hacerla...
Ah! ya tiene bici con sólo dos años, no llega a los pedales, pero se sube con ganas, espera a que llegue a los pedales, le engancharé una cuerda para que me tire. Seguro que se le cambia la cara, jeje.